Cada 10 de septiembre el mundo se une en la conmemoración del Día Internacional para la Prevención del Suicidio, un recordatorio imprescindible de la urgencia de hablar abiertamente sobre la salud mental como pilar del bienestar colectivo y la necesidad de redoblar esfuerzos que permitan salvar vidas
Impulsado desde 2003 por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP) y respaldado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), este día busca concienciar y movilizar a todos los sectores sociales para avanzar hacia un mundo donde nadie sufra solo y en silencio.
Para el ciclo 2024-2026, el lema internacional elegido es “Cambiar la narrativa”, un llamado a transformar creencias y discursos estigmatizantes sobre el suicidio por una conversación empática e informada. El objetivo es fomentar la comprensión y la aceptación, haciendo especial hincapié en que pedir ayuda es un acto de coraje y no de debilidad Esto implica educar, escuchar y actuar, tanto a nivel personal como institucional.
El suicidio constituye hoy una de las principales causas de mortalidad en todo el mundo. Se estima que, globalmente, cerca de 1 millón de personas mueren por suicidio cada año, lo que equivale a una vida perdida cada 40 segundos. Por cada muerte, hay al menos 20 intentos, lo que subraya la magnitud de esta crisis de salud pública
En España, y según los datos del Instituto Nacional de Estadística y fuentes del Ministerio de Sanidad:
En febrero de 2025, España presentó su Plan de Acción para la Prevención del Suicidio 2025-2027, objetivo largamente esperado por profesionales y asociaciones del sector. Este plan nacional se articula sobre varias líneas estratégicas clave
Este plan responde a la urgente demanda de acciones tangibles y sostenibles, apoyadas por la evidencia científica y la participación activa de la sociedad.
Uno de los grandes retos en la prevención del suicidio sigue siendo el estigma asociado tanto a los problemas de salud mental como a la conducta suicida. El miedo al juicio y la discriminación puede llevar a quienes sufren a ocultar sus síntomas o a no pedir ayuda, perpetuando así un ciclo peligroso de soledad y desesperanza.
Por eso, visibilizar experiencias y normalizar la conversación desde la empatía es fundamental. Las instituciones, escuelas, empresas y medios juegan un papel clave al incorporar protocolos de prevención y formar redes de apoyo activas.
El compromiso de personalidades públicas como Demi Lovato (depresión y adicciones), Selena Gómez (ansiedad y depresión), Jim Carrey (depresión), Billie Eilish (pensamientos suicidas), el Príncipe Harry (trauma y acción social) y Dwayne Johnson (depresión masculina) ha sido esencial para derribar prejuicios y animar a millones a pedir ayuda, mostrando que la recuperación es posible y que todos, independientemente del éxito o la fama, pueden verse afectados[attachment].
Reconocer signos de alerta es el primer paso:
Numerosas iniciativas, tanto gubernamentales como de ONG, ofrecen atención inmediata y recursos:
Se suman campañas como Heads Together (Impulsada por la Casa Real Británica), programas educativos, intervenciones en centros escolares, acciones mediáticas y jornadas de visibilización en empresas, mostrando que la lucha contra el suicidio es, verdaderamente, un esfuerzo colectivo
Cada 10 de septiembre es un recordatorio de que ninguna vida debe darse por perdida y que la empatía, la información y la acción coordinada pueden salvar vidas. Cambiar la narrativa sobre el suicidio es responsabilidad de todos: romper el silencio, escuchar, acompañar y promover redes de apoyo realmente eficaces.
Hablemos abiertamente, cuidémonos entre todos y recordemos que pedir ayuda es siempre un signo de fortaleza. Porque cada pequeña acción puede suponer una gran diferencia.