El 21 de septiembre es una fecha para el reconocimiento, la empatía y el activismo: se celebra el Día Mundial del Alzheimer, una ocasión fundamental para sensibilizar sobre una de las enfermedades crónicas y neurodegenerativas más devastadoras de nuestro tiempo. Instituido en 1994 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Alzheimer’s Disease International (ADI), este día busca generar conciencia, impulsar la investigación y mejorar la calidad de vida de las personas afectadas, sus familias y la sociedad en su conjunto
El Alzheimer es una enfermedad cerebral progresiva e irreversible que afecta principalmente a las personas mayores, aunque también puede manifestarse en edades más tempranas. Se caracteriza por la pérdida progresiva de memoria, el deterioro cognitivo y cambios conductuales y emocionales. Su causa exacta sigue siendo objeto de investigación, pero se considera el resultado de múltiples factores genéticos, ambientales y de estilo de vida. El síntoma más reconocible es el olvido significativo, al que se suman la desorientación, dificultades en el lenguaje y la incapacidad progresiva de realizar actividades cotidianas.
A nivel cerebral, el Alzheimer se asocia a la acumulación anormal de placas de proteína beta-amiloide, la formación de ovillos neurofibrilares y la pérdida de conexiones neuronales.
El impacto del Alzheimer crece año tras año de forma acelerada. Según datos de la OMS y Alzheimer’s Disease International:
Se estima que más del 50% de los casos leves de Alzheimer no están diagnosticados. El tiempo medio desde los primeros síntomas hasta el diagnóstico puede superar los dos años, dificultando la intervención precoz y la planificación del cuidado. Esta realidad subraya la importancia de la detección temprana para ralentizar la progresión de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de las personas y sus familias.
El Alzheimer no sólo transforma la vida de quienes lo padecen, sino que impacta profundamente a su entorno. Se calcula que el 50% del total de años vividos con discapacidad por enfermedades están vinculados a la demencia, en buena parte por la sobrecarga emocional, física y económica sobre los cuidadores. Más del 60% de los cuidadores experimenta síntomas de ansiedad o depresión como consecuencia directa de sus responsabilidades, y alrededor de 2/3 de los cuidadores primarios son mujeres.
El coste social y económico es inmenso: en 2025, sólo en EE.UU., la atención al Alzheimer alcanzará los 384 mil millones de dólares, cifra que llegará a 1 billón en 2050.
Las campañas anuales incentivan la acción y la divulgación, promoviendo mensajes de solidaridad y visibilización. En 2025, los ejes giran en torno a la importancia del diagnóstico precoz, la reducción del estigma y la innovación en el cuidado, con el lema “Cero omisiones. Cero Alzheimer” como motor para nuevas estrategias psicosociales y sanitarias.
Aunque hoy no existe una cura para el Alzheimer, se ha progresado en:
Los psicólogos cumplen una función fundamental brindando apoyo emocional, estrategias de afrontamiento y orientación tanto a los pacientes como a sus familias. Desde el asesoramiento personalizado a la gestión de grupos de apoyo, la ayuda psicológica potencia el bienestar y la resiliencia frente al avance inevitable de la enfermedad.
Darle rostro al Alzheimer ha sido clave para movilizar conciencia. Figuras públicas como Carmen Sevilla, Pascual Maragall, Adolfo Suárez y Margaret Thatcher asumieron públicamente su diagnóstico o el de sus familiares. Sus testimonios ayudaron a:
El Día Mundial del Alzheimer invita a la acción comunitaria y personal:
La comunidad científica y las principales organizaciones solicitan a los gobiernos priorizar la demencia como problema de salud pública y seguir impulsando políticas de acceso temprano al diagnóstico, acompañamiento integral y fomento de la investigación
El Alzheimer es un reto que exige lo mejor de la ciencia y de la sociedad. Cada conversación informada, cada gesto de ayuda y cada euro donado a la investigación suma en la lucha.
Hoy, 21 de septiembre, recordamos que esta enfermedad afecta a millones directamente, pero nos interpela a todos. Apostar por la empatía, la información y la investigación es apostar por una vejez digna para nosotros y para quienes vendrán.